lunes, 3 de mayo de 2010

Zeitgeist‏

En innumerables escritos, tanto esotéricos como psicológicos, se nos dice que el hombre está a punto de entrar en una nueva era. El vocablo alemán Zeitgeist describe adecuadamente este concepto, aunque no se preste fácilmente a la traducción. Aproximadamente, alude a un espíritu de los tiempos, a un viento nuevo que con su soplo atraviesa una época y se constituye en heraldo de alteraciones tan importantes como espectaculares en la conciencia humana. Se podría decir que los grandes cambios que se produjeron en la visión del hombre durante el Renacimiento, en religión, ciencia, arte y otros campos de la actividad humana, fueron las manifestaciones de un Zeitgeist.

Nació entonces algo nuevo que permitió que el hombre viese un tipo de realidad diferente o, dicho con más exactitud, que viese un sector de la realidad más amplio del que había percibido hasta entonces. También los cambios en la conciencia que se produjeron hacia el amanecer del cristianismo podrían ser considerados como manifestaciones de un Zeitgeist, puesto que es característico del comienzo de una nueva era que los antiguos dioses mueran y nazcan otros nuevos. Y parecería que en este momento de la historia estuviéaramos experimentando otro Zeitgeist, aunque en la actualidad su incierto bosquejo sólo sea visible para quienes hayan estudiado el lenguaje del simbolismo.

Es posible que este cambio de conciencia, que la astrología ha bautizado con el nombre simbólico de la Era de Acuario, tenga como uno de sus motivos centrales la pugna hacia el conocimiento interior, es decir, hacia un conocimiento que complemente la importancia dada al conocimiento exterior con el que estamos ya tan familiarizados. Parecería que el espíritu de nuestra época actual estuviera hondamente preocupado por el entendimiento de sí mismo y por la búsqueda de significado. Y, por más que se pueda atribuir esta búsqueda a los cambios económicos y políticos que inevitablemente provocan tensión, estrés y autocuestionamiento, también es posible considerar que estas dos tendencias concurrentes- la conmoción socioeconómica y lo que se puede describir simplemente como una búsqueda espiritual- son acontecimientos sincrónicos. Es decir, que uno no tiene por qué ser necesariamente causa del otro, sino que ambos pueden ser sintomáticos de un cambio interior profundo que se está produciendo en la psique colectiva de la humanidad.

Texto extraído de: GREEN, Liz; Relaciones Humanas. Un Enfoque Psicológico de la Astrología.