miércoles, 10 de noviembre de 2010

Productos naturales, orgánicos, integrales y germinados

Observamos que hay mucha confusión sobre los tres primeros términos, inclusive en las bioferias de Miraflores y Santiago de Surco en Lima, así como en las diferentes bioferias que se están instalando en diferentes ciudades del país, donde los parámetros de calificación se habrían bajado al punto de que comerciantes que no califican para ofertar sus productos en Lima, lo hacen sin ningún control en provincias.

Interesantes las definiciones del filósofo naturista Masanobu Fufuoka en su libro “La revolución de una brizna de paja”: un producto agrícola natural es aquel en donde no se han utilizado fertilizantes ni insecticidas sintéticos y la intervención del ser humano ha sido mínima y es casi una labor de recolección de los frutos.
En el caso de la agricultura orgánica, se utilizan solamente fertilizantes orgánicos y el método agrícola es casi el mismo que el de la agricultura moderna industrializada.
Y los productos integrales son aquellos que se presentan en su integridad para el consumo, sean estos orgánicos o no y naturales o no.

En nuestro país, prácticamente no existe arroz, azúcar, panela, trigo, soya, etc, orgánicos, sin embargo comerciantes faltos de ética y proyección social, los ofrecen como orgánicos e inclusive y más grave aún, como naturales.

Hace algunos años que cultivo lo que representa la base principal de mi alimentación: los germinados. Me llama la atención el excesivo lucro alrededor de estos productos.
Personalmente utilizo las mismas semillas que las utilizadas por los productores que abastecen los diferentes mercados, supermercados y las bioferias.

El costo de los germinados en los supermercados es de 85 soles el kilo, el costo de los germinados en las bioferias es de 45 soles el kilo, sin embargo el costo promedio de los germinados que yo cultivo es de 1 sol el kilo.
No comprendo ese lucro excesivo de hasta 8,500% donde productores y comerciantes tienen esta triste responsabilidad que hace que los productos saludables y nutritivos sean algo a lo que solo pueden acceder los ciudadanos que tienen altos ingresos, cuando son los de bajos ingresos, mal alimentados, quienes necesitan de estos productos con urgencia.

Es triste ver que se comercialice, por ejemplo el sachainchi a 100 soles el kilo cuando su precio en la ceja de selva no alcanza los 10 soles el kilo.

Es triste ver que en las bioferias se comercialice ilícitamente la coca en sus diferentes formas derivadas de la harina, sin haberle extraído el alcaloide como lo mandan las leyes tanto nacionales como internacionales, originando que niños inclusive, estén consumiendo cocaína por este medio.
Sobre este particular escribiré un artículo puntual, lo mismo sobre lo que está ocurriendo con el consumo indiscriminado del Ayahuasca o el San Pedro.

Es triste ver que justamente las personas que se supone estarían mas conectadas con la buena salud y lo natural, sean quienes estén involucradas en estos actos.

Junto con una amiga fantaseamos en escribir un libro titulado “La sociedad de la mentira” en donde entre otros, se expondría justamente la manipulación de las masas de parte del sistema o matrix, para orientar a las personas a consumir  tal o cual  producto, sean alimentos o no, que hacen daño.
Pero como digo antes, los que se suponen conectados y evolutivos, andan en lo mismo.

Y junto con un amigo fantaseamos en escribir un libro titulado “La sociedad de la mentira, la ignorancia y la corrupción” donde se exponen argumentos de como  no solo el Estado ha sido copado por la empresa inescrupulosa, como lo describe Francisco Durand en su último libro, sino como está tomado todo el espacio, público y privado, por este sistema involutivo.

yogui eibras